Moralmente es uno de los golpes más duros que se puede recibir como emprendedor, verse en la obligación de cerrar.
Las razones para cerrar un emprendimiento pueden ser muchas y provenir desde puntos muy lejanos, no es solamente por que financieramente no hay un nivel de ingresos sostenible, no, un emprendimiento puede perderse por múltiples razones.
En mi caso, mi emprendimiento La Bloger, lo cerré por que necesitaba darle paso a otros proyectos que, curiosamente nacieron de La Bloger.
El proceso de negación fue un poco lento hasta que un día no pude más con todo y tuve que tomar la decisión, fue todo un proceso de duelo real para mi.
Claro que sentí un poco de enojo o frustración al decir, cómo fue posible que no pudiera sostener todo al mismo tiempo, esto también me llevó a otra realidad, no debo exigirme tanto, no es necesario.
Como emprendedores debemos de evitar caer en la auto-exigencia de lograr el éxito a toda costa.
Negociar conmigo misma el hecho de que fue una buena idea pero ya no más me hizo dudar mucho de mis habilidades, no fue exactamente un proceso de depresión pero si fue un proceso en donde debí de recalcular mis rutas y direcciones.
Cerrar un emprendimiento es parte de emprender, lección aprendida.
Finalmente, como en cualquier duelo, la aceptación de la situación es un sentimiento muy liberador, pero también me llenó mucho de fuerza para continuar con los proyectos que nacieron del que ya no está.
Sí, así de intensas pueden ser las emociones de un emprendedor...
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